Un nuevo escenario para auditores y consultores

Entre la tecnología y el pensamiento crítico

El ejercicio profesional de la auditoría y la consultoría está atravesando una transformación profunda. Ya no se trata únicamente de revisar cifras o validar documentos; hoy, el entorno exige una visión mucho más amplia, con herramientas avanzadas que procesan datos a velocidades antes impensables. Pero más allá de la tecnología, lo que está verdaderamente en juego es la capacidad de pensar con profundidad, porque la IA ayuda pero las instrucciones inteligentes y definidas deben originarse en los profesionales aptos para conseguir las mejores respuestas.

Menos tareas repetitivas, más criterio profesional

Las actividades más mecánicas están siendo y van a continuar siendo absorbidas por sistemas que automatizan cálculos, clasifican documentos, y detectan desviaciones en los datos. Esto representa una gran oportunidad: el profesional ya no tiene que invertir horas en tareas repetitivas como revisión de documentos, sino que puede enfocarse en el análisis, la interpretación y en tomar decisiones que requieren verdadero juicio profesional.

Sin embargo, hay un riesgo silencioso. Si quienes trabajan en estos procesos no desarrollan una mentalidad analítica, si no se acostumbran a preguntarse por qué pasa lo que pasa, entonces la tecnología no los potenciará, sino que los deja atrás.

La diferencia entre ver datos y comprenderlos

Hoy tenemos acceso a una gran cantidad de información. Se puede analizar el comportamiento de una empresa en tiempo real, observar tendencias, y hasta anticipar riesgos. Pero la tecnología por sí sola no resuelve nada. Es la capacidad del auditor o del consultor de detectar lo relevante, de formular hipótesis, y de ver más allá del número frío, lo que verdaderamente marca la diferencia.

Un profesional que no analiza, que no cuestiona, que se limita a aceptar lo que la herramienta le entrega, no solo pierde su valor: también pone en riesgo la calidad del trabajo, por ello en la actualidad se hace énfasis en el trabajo de calidad, y existen normas que TODOS los auditores debemos aplicar y que se encuentran vigentes, aunque poco se habla en nuestro medio de las mismas y se hace un trabajo similar al que se hacía hace años sin que inclusive los entes de control hayan dado énfasis a su monitoreo y cumplimiento. Porque el juicio profesional no se reemplaza; se complementa con mejores herramientas.

El verdadero cambio es cultural, no solo técnico

En este nuevo contexto, se requiere un tipo de pensamiento distinto en cada profesional. Más crítico, más curioso, más conectado con los riesgos reales del negocio. Las firmas consultoras que entiendan esto y formen equipos que piensen, que duden, que contrasten la información, son las que seguirán siendo relevantes, las demás serán descartadas no por el control de organismos reguladores, sino porque si los inversionistas (que son el mercado real) comienzan a determinar que un auditor o consultor deben cumplir parámetros de calidad y profesionalismo, dejando de observar solamente marcas y el monto de los honorarios, existirá un cambio radical en el servicio que hoy se oferta.

No basta con saber manejar un sistema o seguir un procedimiento. Hay que comprender el entorno, los intereses de los actores, las implicaciones de cada decisión. Un auditor que solo repite pasos o entrega informes por mero cumplimiento y sin seguir niveles de calidad, será sustituido. Ya que aquel que interpreta y aporta criterio, con profesionalismo será indispensable para que el mercado crea en los resultados.

Los desafíos éticos se vuelven más sutiles

Conforme se incorporan nuevas tecnologías, los riesgos éticos también cambian, ya que ya no se trata solo de evitar conflictos de interés o mantener la confidencialidad de la información; ahora también es necesario cuestionar si las herramientas que usamos son transparentes, si los resultados que generan son comprensibles, si los modelos pueden ser explicados a los clientes y sobre todo si lo que decimos es real y transparente basados en cumplimiento de normas universales.

El profesional que conserva su independencia, que se atreve a decir lo que otros no ven indistintamente de la presión del “mercado”, y que pone su criterio por delante del facilismo, es el que verdaderamente construye confianza.

Una confianza que no solo aplica a una localidad o un país, sino una confianza que se brinda a cualquier usuario de información alrededor del mundo.

Una profesión que no desaparece, pero sí se redefine

Nadie puede decir que el auditor o el consultor dejará de ser necesario, pues será todo lo contrario, sin embargo, se necesitará profesionales más analíticos.

Está claro que la forma de ejercer la profesión está cambiando rápidamente, pues las firmas deberán invertir en pensamiento crítico, en formación analítica y en ética aplicada, con esto ¡no solo sobrevivirán, sino que se convertirán en referentes. 

Para generar la calidad profesional de sus equipos debe existir el compromiso de profesionales senior con amplia experiencia que estén dispuestos no solo a asistir a reuniones “relevantes” o guiar equipos, sino a mojarse las manos para crear una nueva generación de colaboradores sobre la base de personas que en realidad deseen dar ese paso hacia el crecimiento y la capacidad real de enseñanza de una visión crítica bajo la actualización permanente de las nuevas tecnologías; es decir, solo la combinación apropiada de las diferencias generacionales generará éxito en la profesión.

Este no es el momento de esperar para ver qué pasa en el mercado, es el momento de elevar el nivel del pensamiento dentro de cada equipo. Porque en tiempos de transformación, los que no piensan desaparecen; y, los que piensan mejor lideran para brindar un servicio diferenciado; pero los que no aprendan de las nuevas tecnologías también sucumbirán por lo que el reto es completo.

¿Tú has analizado hacia donde va tu crecimiento profesional, y si estas rodeado de referentes que en realidad están potencializando tu crecimiento?

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